Soledad

Soledad
Por Mono

Siempre en un lugar indecente, colocada en el lado negativo del espectro de las emociones. Rehuimos de ella conscientes de que somos ignorantes de su continua presencia. Ella nos abraza y nunca nos deja, irónicamente nunca estamos solos porque en verdad lo estamos. Tememos — sí, es eso… —, tememos a nosotros mismos. Ella jamás tiene la culpa de lo que somos, si bien puede ser una catalizadora es injusto poder decir que toda la responsabilidad es suya.

A sabiendas de esto, ¿podemos reconciliarnos? Has sido la causante de buenos y malos ratos, pero yo soy quien retroalimenta todos y cada uno de los eventos. Es en verdad una pena que nadie reconozca tus esfuerzos por crear esa fina membrana que a cada momento rompemos de una u otra forma.

Creas introversión, las medidas corren por nuestra cuenta. Inicias la reclusión mas somos nosotros quienes decidimos detener el  cronómetro etéreo a la hora, minuto, y segundo que queramos. Tenemos control sobre ti pero (parafraseando a alguien cuyo nombre ya olvidé y de quien probablemente jamás leí la frase originalmente) la calidad de una persona está cuando a esta se le da poder absoluto y procura no abusar de él.

No te preocupes, ahora sé, más que nunca, que en compañía tuya nunca estoy aislado. Te he de aceptar, no porque estoy obligado, ni tampoco porque deba, es porque estoy encantado. Es porque tú creas nostalgia, eres la causante de la melancolía, añoro por ti y gracias a ti, y porque nadie puede darse el lujo de no sentir tristeza. Las emociones, todas ellas, negativas y positivas, son una parte vital de nuestra persona. Habrá excepciones pero yo no soy una de ellas.

Sé que me escucho un poco meloso, ¿pero qué esperabas? Tú me provocas eso.